Orgullo 2020

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Nos reunimos con David Ulloa, parte del consejo editorial de Orgullo y autor de Cartas a Hombres (Feliz Feliz - 2018 [#agotado]). Somos fans de la trayectoria de la guía y de Davo, a quien hemos visto por más de 10 años enfrentar, a veces con ingenuidad, otras con rabia, todos los instrumentos de opresión con las que el conservadurismo y el odio cuentan.

Las luchas son aquellos campos que nos permiten crecer, por eso no acaban y siempre salen con una cabeza nueva e inesperada.

La lucha por la representación se debe plantear en todos los espacios que pretendan cohartarla. Desde la Asamblea Legislativa, a los bares de la California, hasta el mundo editorial y de medios de comunicación. Es en este último campo donde Orgullo afronta sus retos actuales. Una vez que se triunfó por concretar un medio que pretenda ampliar la representación social de la población diversa, el consejo editorial y sus allegades, se percatan que la diversidad es algo que, no como país, sino como especie, estamos intentando descubrir. Un concepto tan amplio como urgente, algo que es a la vez vía y meta. Luego de múltiples conversaciones a través de varios años, Orgullo busca cómo agregarle diversidad a su lucha por y para la diversidad.

¿Cómo se puede hacer que el movimiento diversidad sea más diverso?

Yo comenzaría reconociendo nuestro entorno, partir con el propósito de trabajar con lo que uno tiene y con lo que uno puede. A veces antes de intentar resolver las injusticias presentes en la comunidad sexualmente diversa hay que trabajar con lo que uno tiene, no pretender abarcar más allá de eso. Las limitaciones económicas y de recurso humano que tiene que navegar Orgullo nos han ido enseñando cada año los desafíos que tiene trabajar solo por amor a una causa.

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Creo que la forma de ser auténticos con esa causa pasa por una primera posición de reconocer nuestro entorno y posibilidades, como dice Pedro Lemebel: “yo hablo por mi diferencia”. Representar o abarcar a la comunidad LGBTI en una sola publicación, por amplia que sea, es una tarea imposible. Porque así es la diversidad, casi que infinita. Ahora bien, a medida que vamos descubriendo y aprendiendo más sobre ese concepto podemos hacer muchísimo para mejorar las condiciones y contexto de la vida de muchas personas. Escuchar a las que tenemos cerca y contarles nuestras historias, eso debe ser un primer paso para generar un cambio.

Las personas que se sienten identificadas con esas historias y con esas imágenes, eventualmente y cuando sus posiblidades se lo permitan, van a sertirse convocadas a contar la suya propia en nuestra plataforma o en cualquier otra. Es a partir de este enfoque que creemos que si mantenemos la revista y reforzamos su difusión y calidad, el espectro de colaboradres se ampliará, y aún más importante, vamos a alentar la creación de más y mejores espacios liderados por otras voces.

¿Cómo ha estado conformada la guía?

En una primera etapa, la exlusivamente digital, fuimos Alejandro Piercy, Alejandro Ibarra y yo los que iniciamos el proyecto. En ese entonces nuestra idea era hacer una agenda de eventos relativos a la Marcha de la Diversidad y colocar un par de artículos, alguna entrevista y algunas fotos. Así fue la primera edición con un poco más de veinte páginas en 2014. Luego se sumaron Jose Daniel Clarke y Sergio Pacheco y cada año la publicación fue creciendo para ser lo que es ahora, un documento de memoria histórica y una plataforma para autores y artistas LGBTI.

A la fecha el Consejo Editorial lo conformamos las mismas personas, con excepción de Alejandro Piercy. También desde hace un par de ediciones hemos planteado reforzar el equipo editorial con la visión de mujeres. Lamentablemente nuestras limitaciones y la propia dinámica de trabajo nos han dificultado cumplir esa meta a cabalidad y como consecuencia nos hemos alejado, sin querer, de plantear una propuesta inclusiva, feminista y anti-machista en su totalidad. En las últimas ediciones hemos incluído mujeres editoras que nos han puesto la mirada en muchos temas que quizás eran ajenos a nuestra realidad, pero seguimos con apremio en la búsqueda de más chicas de la comunidad LGBTI que se sumen al equipo, a la dinámica particular de trabajo y que amplíen el espectro de temas que abarcamos.

¿Cómo se puede participar en la revista?

Realizamos una convocatoria pública en redes sociales para cada edición, pero estamos intentando diseñar instrumentos más adecuados para diversificar Orgullo. Lo complicado es encontrar el tiempo para hacer esto y en paralelo sacar adelante la edición, a este proyecto ya deporsí le dedicamos gran parte de nuestro tiempo libre y fines de semana. También encontramos el reto de la carencia de otros espacios similares a Orgullo en el país, lo que genera que muchas más personas orbiten hacia nuestro proyecto y quieran participar, o al menos verse representadas. Por ahora tenemos abiertos nuestros canales en Facebook e Instagram donde siempre estamos dispuestos a escuchar y valorar propuestas para ediciones futuras. 

¿De qué forma se realiza Orgullo(se ha realizado)?

Usualmente empezamos a conversar a inicio de cada año, sobre temas que nos gustaría explorar. Hacemos un listado de personas autoras y artistas, que primero, no hayan participado en ediciones anteriores, y segundo, que tengan un punto de vista innovador y contundente sobre las vivencias gay, lesbiana, bisexual, trans e intersex. De ahí en adelante es un trabajo constante que se empieza a intensificar cada abril. Además de abrir la convocatoria pública, difundirla y revisarla, tratamos de estar atentos a la actualidad de la cuestión LGBTI en el país y plasmar esos hitos en la revista. Convocamos y trabajamos con artistas, convocamos y editamos a las personas autoras, producimos junto a los y las fotógrafas los editoriales, buscamos y gestionamos los patrocinios para la impresión y distribución de la revista y varios de nostros participamos también creando contenido. 

Con excepción del diseño gráfico de la revista, que recae sobre nuestro director creativo Alejandro Ibarra, en la mayoría de tareas nos incluyo a todos. Eso es porque al contar con tiempo y recursos tan limitados, todos hacemos de todo cuando el tiempo nos lo permite. Es una dinámica que, como mencioné, nos dificulta afinar otros procesos propios de la revista, pero que nos funciona como equipo para repartir el trabajo y adecuarlo a las circunstancias de cada uno y nuestro año laboral y personal en particular. Es una especia de contrato de compañerismo que todos respetamos para poder sacar adelante un proyecto que nos apasiona.

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