El triunfo del cerdo

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En 1995 el artista Marco Chia hizo una escultura que titula "El triunfo del cerdo" y cuya fotografía engalana nuestra portada. La obra consiste en un hombre que cabalga (¿cerdea?) un cerdo y lleva en su mano derecha una cabeza. Nos dice el autor que la cabeza representada es la de Marx, pero eventualmente puede ser confundida con otros viejos barbudos y medio pelones (estereotipo de "sabios" o "pensadores") El jinete está desnudo y exhibe una picha erecta y poderosa. Chía declara al respecto que «la erección no se debe a un asunto puramente biológico, sino a la satisfacción que el personaje experimenta como consecuencia del poder absoluto. Es un símbolo de violencia». La escultura es una metáfora del triunfo del capitalismo salvaje, de la eliminación de los disidentes y revolucionarios, de la insolencia de un sistema político que ostenta con la sangre y el sufrimiento de sus víctimas.

"El triunfo del cerdo" Marco lo envió a una bienal de escultura que se realizó en el Museo del Niño en 1995.

La escultura fue descalificada y sus partes pudendas fueron discretamente cubiertas con una tela roja. Al parecer los curadores y el jurado —atentos al desconcierto y disgusto de una reciente exprimerísima dama de la República y de una exministrísima de cultura, de cuyos nombres no queremos acordarnos— se escandalizaron al detectar, entre otras cosas, una pipí tan grandota. Para el artista esta actitud de los guardianes de la cultura oficial —además de sus connotaciones psiquiátricas— representa una «manera de salvar a toda costa el concepto de monumento, que tradicionalmente ha constituido el trabajo de los "artistas" esclavos de los jerarcas del sistema». Pero la historia no termina ahí. El año pasado Marco presentó en un certamen de video costarricense una obra que llevaba el mismo título. El video sorprende por su hilo narrativo, su ingenioso humor y la capacidad para poner en evidencia la forma en que la política cultural costarricense elimina las obras que logran confrontarle. En el video se graba un desfile que parte del Museo Calderón Guardia, portando en andas nada más y nada menos que "El triunfo del cerdo". La escultura es colocada en la plaza de la democracia y seguidamente se muestran las reacciones de curiosidad, sobresalto y entusiasmo de numerosos peatones que circulaban por la plaza. La obra termina con el arribo de un camión de la policía municipal y el secuestro de la escultura.

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Resulta muy esclarecedora la forma en que la institucionalidad cultural costarricense ha reaccionado ante "El triunfo del cerdo". La descalificación de la bienal, así como su secuestro policial, evidencian la tara represiva y puritana de quienes ejercen el papel de carcelarios de la cultura. "El triunfo del cerdo" destaca por una radicalidad estética inexistente en un medio artístico como el nuestro. El gesto de Marco Chía, pintor y escultor joven, recuerda a un selecto grupo de malditos que han sido históricamente hostigados por el aparato kultural tico y que en algunos casos tuvieron que salir al extranjero para que su obra fuera reconocida - pensamos en artistas como Max Jiménez o Francisco Zúñiga.

Al preguntarle a Marco por "El triunfo del cerdo", el autor responde que sencillamente «lo doy por desaparecido». En efecto, varias personas pertenecientes al teatro Skené, a las cuales el autor regaló la obra, fueron en distintas ocasiones a la municipalidad de San José a preguntar por el destino de la escultura y, luego de los acostumbrados despistes intitucionales, les terminaron diciendo que ya no se encontraba ahí.

Solicitamos a nuestros lectores que envíen cartas tanto al presidente de la municipalidad de San José como al Dr. Arnoldo Mora, ministro de kultura, pidiendo cuentas por estas acciones y solicitando que la escultura le sea devuelta a sus dueños. (Pueden fotocopiar esta página y enviarla con sus cartas)

Este texto se publicó originalmente en Revista Kasandra, durante la década de los 90s

Ilustraciones Por Majo Navarro