Secretos
◎ Hack y Totopo 1
Hack levanta el teléfono fijo, en el suelo yace Pierre Herrera semi-consciente, frota su mano como si alguien le acabara de comprimir su puño entero. Si fuera una caricatura, sus dedos parecerían acordeones y vibrarían con un palpitar marcado. Se pueden ver pequeños vidrios rotos impregnados en toda su mano. En el suelo, a la izquierda de Pierre Herrera, yacen los restos de un celular, con la pantalla rota y múltiples pedacitos de la misma ausentes. Inferimos, o, el lector infiere, que esos son los vidrios incrustados en la palma de Pierre Herrera. Suena el tono plano e irritante de la línea telefónica. Hack tiene el auricular junto a su oído y la mirada perdida en la pared blanca del cuarto de Pierre, parece estar intentando recordar el número telefónico o preparando las palabras precisas que dirá. Paralelamente a esto, la mente de Hack reflexiona sobre la mirada y la ausencia de conciencia respecto a las ondas lumínicas que entran hasta el hipotálamo en forma de imágenes mientras se habla por teléfono, esa ausencia que devela que la mente no está en la cabeza y que la telepatía todavía es una experiencia de nuestro día a día, solo que quizás ahora solo ritual, levemente formal. Como quien despierta de un sueño para encontrarse dando un paso mientras baja gradas congestionadas, Hack entra en acción abrumadoramente, rápido digita ocho o diez dígitos, ve de reojo a Pierre Herrera que ha perdido su leve conciencia y se dedica a babear sobre el suelo de concreto sin pulir, suelo de obra inacabada...
Abruptamente es cortada la idea anterior, desde el otro lado del teléfono una voz de oro imantado emite un hola no interrogativo. Hack toma una breve pausa (o se podría decir que sostiene el silencio que había mantenido hasta entonces, pero no sería adecuado, la voz al otro lado del teléfono cortó el presente de Hack, lo trituró, lo hizo desaparecer, lo único que quedaba era entablar la comunicación que, una vez más, se le brindaba como una bendición, así lo pensaba Hack, que creció católico, pero jamás romano) para luego decir: “Estoy escribiendo un animé. Se llama la princesa Totoro y todos los animés que no he visto. La protagonista es meli, quien se cambia el nombre a Totopo y se infiltra en la sociedad mexicana para que nadie conozca su linaje real espiritual. Viajó desde muy lejos, escondida en una caja de maníes o dentro de un oso de peluche, tamaño mediano. Su presencia le daba a la habitación día”.
Del otro lado del teléfono suena un “¿dónde estás?”. Hack, en una fracción de segundo se distrae y romantiza el momento que está viviendo, piensa que si alguien lo estuviera observando en este instante y narrando cada acción relevante, como a él le gustaría que fuera narrado, ahora diría algo como: esa voz de venadito totémico es lo único que permite a Hack cumplir todo lo que su diálogo con los espíritus exige.
Hack no responde. La voz continúa. “metiste el celular en el micro?”. Hack baja la mirada hasta Pierre Herrera quien se ve apacible, como si durmiera, como si sueños dulces lo hubieran encontrado con naturalidad ahí donde yace, un cuerpo que duerme en forma de ele. Notamos, o el lector nota, que el celular tiene cierta corrosión en los bordes, como si hubiera sido arrojado a una hoguera o, más preciso, si la hoguera hubiera surgido dentro de él.
“Sí” - dice Hack - “ya casi me tengo que ir”. Su voz, o, su otra voz como Hack usualmente la llama mientras viaja en bus u ordena algún tipo de emparedado en una soda, responde solamente con un nombre y una dirección. No se despiden, a Hack eso ya no lo hiere, no raya la superficie de su corazón de diamante el que ella, su voz, o, su otra voz como Hack usualmente se refiere a ella mientras enciende el televisor y actúa el estar viendo para combatir su paranoia de estar siendo observado y deber actuar una normalidad que aleje la quisquillosa curiosidad del estado o las corporaciones o la policía o los aliens invasores o todas a la vez.
“Ismael S. Calle Caracas Verdito Limón. 117, interior 3.”
△ Coyo
En julio del 2017 conocí a una mujer. Llegó tarde, la esperé sin anticipar mucho, como hacen los estudiantes antes de sus clases cuando falta tan poco tiempo que no vale empezar otra actividad. Quedamos de vernos cerca de la fuente de los coyotes, en Coyoacán. La vi llegar desde una de las entradas, al este. Recorrió el radio hasta encontrarme al centro del parque, justo frente a la fuente donde tres coyotes parecen aullar o bañarse o esperar. Su estatura era cercana al metro cincuenta y estudiaba en una universidad de México pero provenía de Hatillo, de una casa de rejas rojas con un pequeño carro que apenas cabía en la cochera. Un pequeño carro para dos mujeres fuertes o independientes o solas, los adjetivos son eufemismos que determinan la naturaleza de los textos, por eso prefiero que el lector los elija, que lo que está en su interior determine lo que encuentra fuera. Sus ojos eran de color miel, con excepción de las veces en que la dilatación de sus pupilas los oscurecía. Se ponían como los ojos de las lechuzas, una especie de ojo de estatua o de ballena. Era (es) un espécimen peculiar.
Estaría minimizando si digo que escribo esto por la forma en que dice Pu-erh. O que este texto se empezó a escribir desde la primera vez que la oí decir Pu-erh. Igual lo anoto porque creo que explica cosas, traza direcciones como líneas de tren. Líneas de tren que no sabemos a ciencia cierta a donde van, pero que entendemos que fueron hechas para determinar una dirección. Yo sé tan poco como ustedes, voy descubriendo este camino a su mismo tiempo.
□ Forward backtracking 1
El texto anterior forma parte de las notas que he ido acumulando respecto a la experiencia de conocer a Melissa Aguilar. En este momento, octubre del 2018, ella es quien personifica mi vínculo afectivo. Esta última frase me hace sentir incómodo por lo técnica que suena, apostaba por un grado de precisión (al nivel que busqué una traducción apropiada para el concepto embodies, cuyo primer resultado fue encarna, lo cual considero adecuado pero el tono en general no sé si es el apropiado en este momento a dos o tres párrafos de haber iniciado este proceso de profundización en mi psique emocional, con lo cual quiero decir que el tono que llevarán este y otros textos apenas lo estoy descubriendo). Pienso en Meli, como le digo ahora ya que establecí cierto recelo respecto al primer apodo que elegí para referirme a ella – miel – ya que durante las breves semanas/meses en que la llamé así nuestra relación/dinámica derivó hacia terrenos dolorosos e hirientes. Pablo me preguntaba, hace menos de una semana, luego de que lo introdujera a la historia de cómo Meli había vuelto a mi vida después de lo que había pasado a inicios de este año cuando sentí diferentes tipos de dolor debido a algo que por pereza catalogaré como torpeza de su parte a la hora de comunicarse y desentramar la red que sus emociones conformaban. Pablo me preguntó que si ella no me había herido? Insinuando, sin mala intención alguna, si eso no me había disuadido de reiniciar una dinámica romántica-afectiva. Sin pensarlo mucho solo le respondí que las personas lastiman a las personas. Seguimos caminando, casi llegábamos a mi taquería preferida de Ciudad de méxico, en Coahuila 169, colonia Roma.
□ Forward backtracking 2
El texto anterior forma parte de nuevas anotaciones o apéndices que iré escribiendo en paralelo a textos que escribí en el pasado. Un pasado no tan lejano, uno en que nuestra dinámica/relación no había alcanzado el punto actual, donde cierta intimidad innegable y poderosa, pero igualmente inconstante, no se había catalizado.
Los textos anteriores y posteriores a este, quizás este también, trazan una explicación sobre la motivación de narrar todo esto. Al igual que el tono, las razones o justificaciones del trabajo que ha sido y será invertido en redondear (nuevamente) alguna idea sobre mi experiencia romántica afectiva me son desconocidas. Pero hipotetizar respecto a ellas a estas alturas es algo que me brinda un tipo extraño de placer, como si lanzar hipótesis fuera uno de los aspectos vitales de la creación. Como decir, es posible que la pulsión amorosa que ha estado transversalmente recorriendo mi vida sea un imán para lograr extraer conocimiento de mi universo interior, de mi imaginación, de mi chispa divina(¿?). Con Meli he logrado e intentado lograr un grado de confianza que me haga sentir 1- que quien me oye valida los sueños/delirios que tengo constantemente 2- que dicha confianza justifica la posibilidad de estar traicionando el secreto que puede que mi experiencia individual acarree al exponer algunas de las ideas que, presiento, se me revelan día a día.
△ Revelaciones 1
Una forma más precisa de señalar por qué escribo esto sería decir que desde julio de 2017 ya no soy el mismo. Pero sería ingenuo no acompañar esa frase y esperar que la comunicación que surge de ahí exprese algo que esté relacionado con mi experiencia. Es más complejo que eso, tanto quizás que resulte futil y la única forma de resolverlo sea corrigiendo constantemente el curso de lo que fue previamente estipulado. Como diciendo ahora que nunca llegó tarde y más bien siempre llegó en el momento debido. Eso aclararía, creo yo, mucho sobre la sombra que me acompañó hasta ahí y que progresivamente me fue dejando.
No había discos que oyéramos juntos, esa época ya había pasado para nosotros hacía 10 años. De vez en cuando podíamos rastrear en el otro un oscuro disco del proyecto solista de algún miembro de Sonic Youth, pero generalmente era un “sí, pero nunca lo escuché”. “Ah, te lo recomiendo”. Quedábamos en silencio, a veces en esos momentos yo imaginaba esa preadultez simultánea que ocurrió a una distancia espacial que nunca sabremos si fue mucha o poca. Era para lo mejor, supongo, aunque la pureza de nuestros corazones de ese momento puede que sea inigualable.
□ 5 min. después de meditar
Cada cierto tiempo reflexiono entorno a la hipótesis sobre la conciencia que dice que el único verdadero momento conciente es este, en el cual todas mis memorias se vuelven ficciones que mi conciencia del presente ha construido o contiene. Es decir, ninguno de los eventos del pasado ocurrió, solo son datos programados como memorias en mi conciencia. Un instante que existe, el resto resultaría solo un tipo de foliaje que hace parecer más grande, y llena, la vida. Quizás es complicado de poner por escrito, pero si fuéramos parte de un software de simulación en el que nuestra conciencia yace en solo un punto histórico, sin pasado ni futuro, algún programador habría tenido que elaborar los siguientes hechos “ficticios” de mi experiencia: 1- comer en una taquería donde la mesera tiene el pelo anaranjado y requirió algún aparato de ortodoncia que no tuvo, 2- una caminata que realizo de noche por el bosque mientras mi padre en su casa se enteraba de la muerte de uno más de sus amigos del colegio, detonando una espiral de temor y tristeza que debió afrontar a solas ya que mi hermana vive fuera del país, mi madre andaba en una gira de observación de aves y yo estaba bajo el cielo estrellado del Cerro de la Muerte tripeando en ácido, 3- las lágrimas de Meli recorriendo sus mejillas blancas (4- mejillas con pecas las cuales según mi imaginación formaban la constelación del venado cola blanca, de la espirulina, entre otras), 5- las ideas o las memorias sobre las que escribí en mis dos libros “anteriores”.
Pienso ahora que esa hipótesis, de nuestra conciencia como un momento aislado en el que el resto de memorias son solo ficciones insertadas en este momento único de conciencia, sería una redundancia infinita, como la crítica al platonismo a través del argumento del tercer hombre, que ahora queda sorprendentemente clara para mí, pero que, al igual que siempre, no me hace menos platonista.
△ Revelaciones 2
Un tanto envejecidos entrábamos en una dinámica de mostrar la música que recordamos, como quien muestra el recuerdo de su propio corazón. Quizás esas últimas palabras se encarrilen en una abstracción y se les tome como imágenes poéticas con un fin estético, pero me gusta pensar que acá el único principio estético que veneramos es la verdad. Por eso insisto en que un leve esfuerzo mental se llevó a cabo para que recordáramos nuestro corazón como queríamos, en forma de un disco de nuestros 20 años, cuando no habíamos sido tan heridos, cuando no habíamos experimentado tanto dolor en nuestras manos que nos cambiara, que nos hiciera temerosos.
Yo no lo sabía en ese momento pero el corazón es un señuelo magnético que atrae a las balas y los cuchillos, algo que puede ensuciarse y puede morir. Fue su oído apoyado sobre mi pecho, su mano auscultando al centro, o quizás levemente hacia la derecha, diciendo que le gustaba sentir el latido de mi corazón. Así fue como en ese momento lo supe, el corazón físico es un señuelo que apenas tiene similitudes con el corazón que carga y almacena todo eso que quisimos alguna vez obsequiar.
Tiene sentido, ahora que lo pienso, que haya algo así como un prototipo con el que se prueben las aguas del mar abierto, algo que de perderlo no nos hunda con él. Aprender esto, haberme desecho del señuelo ya, logra que no me preocupe que se esté acabando el tiempo. Siempre lo está. También me hace más sencillo evitar aquella fatídica cita de Junot Díaz: As soon as you start thinking about the beginning, it's the end.
Este es un trabajo en proceso, un taller abierto de la composición de una novela o cuento que se crea a partir de un diálogo entre textos escritos en diferentes momentos. Algunas revelan cosas del futuro desde el pasado, en el futuro. Estos llevan un △ junto al título. Otros forman parte de esa visita que hacemos a momentos primitivos para generar una nueva conversación con esos sentimientos, como si pudiéramos explorar lo que soñábamos en el pasado junto a un otro (nuevo) yo. Estos □ son sitios de encuentro para que diferentes yos se conozcan y crezcan del conocimiento y la experiencia del otro. Ambos conviven juntos dentro nuestro y por eso queremos que puedan hablarse y conocerse.
Quizás en el futuro exista un tercer símbolo que vaya frente a los títulos, de un otro tiempo emocional/experiencial que surja. Todo yo que quiera entrar a proveer su experiencia y aprendizaje encontrará un hogar en este paisaje emocional.
ACTUALIZACION LOG
◎ narración paralela o protagonista? (reflexionar al respecto)